El banco vacío…
Te esperé tantas veces a la orilla del río
hasta que la bruma humedecía la piel.
Solitario quedó un banco vacío,
en el atardecer de nuestra entrega fiel,
cuando ardía el amor entre tu cuerpo y el mío.
Un río que era espejo sonriente
de los besos de las bocas,
del grito de tanto quererte,
golpeando el eco entre las rocas.
Hoy hay silencio de muerte.
Se fue de aquí el amor
y como el río, no es el mismo,
pasa y no vuelve,
curso único del agua buscando el final,
llevándose esa tarde de sol y sombras.
Un banco que será el mismo
esperando en el tiempo,
una primavera de amor,
guardando los secretos que se llevó el río.
Alicia M. Moreno
Derechos Reservados
18/11/2013
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