Y resucitará
Y te juzgaron entre ladrones
rompieron tu carne a jirones,
con el látigo de los necios.
Regasteis la tierra aún hoy no entregada,
con tu sangre pura y roja,
como la rosa púrpura de la inocencia,
que se ultraja sin pudor ante un cobarde pueblo.
Si al nombrarte rey con corona de espinas,
escuchasteis risas y blasfemias,
mientras corría la sangre en tus ojos, más no lágrimas,
tu alma las guardó para no apenarnos.
Ya que seríamos pecadores arrepentidos,
sin consuelo, ni glorias alcanzadas sin dolor.
Más la única gloria que alcanzaremos,
será si abrimos el corazón ante tu piadoso perdón,
librándonos de todo pecado, desnudando el alma
con la verdad absoluta, del amor sincero,
al hermano que sufre, sólo así,
renacerá a tu lado mi espíritu y seré feliz.
Así como tú señor, resucitaste entre los muertos
alcanzando la gloria eterna junto a tu padre,
un Domingo de Pascuas Glorioso.
Perdonando a todo aquel causante del dolor de tu madre,
que te acunó en sus brazos en tu agonía,
más nada te causo tanto dolor, que sus lágrimas.
Por los siglos y los siglos de los siglos,
será tu perdón mi último deseo.
Alicia M Moreno
Derechos Reservados
10/04/2014
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