Consuelo
Negra será la olla
y huele a sopa caliente,
entre el humo del carbón.
El trozo de pan,
ya no importa si es duro,
que más da ¿acaso lo sabe el estómago?
Tanto el viejo como el niño
igual es el hambre,
igual de inocentes,
fantasma de pueblos y países.
Mendigo es el pobre,
más el rico todo tiene,
hasta comulga el Domingo,
para lavar culpas.
¡Ay, ay! Hombre que fuiste niño
y de un pecho te alimentaste,
de esa madre dolorida,
que a veces mendigó comida,
para saciar tu hambre.
Quién le dirá al niño
que este mundo fue distinto,
que no es éste, que no baje su mirada
que su carita sucia, no se llene de vergüenza,
que los abuelos están para cantar nanas.
Cómo y quién podrá decirles
que nacer pobre, es estar muerto,
les roban la esperanza,
mientras se engordan las arcas del poder,
cómo enseñarle a tener fe y sueños,
si te tiemblan las manos y la boca,
por mentir, para dar consuelo,
al hijo que pregunta por qué,
por qué tanta diferencia
y tanta indiferencia.
No hay respuesta hijo
no hay consuelo para el hambre,
para la miseria despiadada,
la ignorancia que nos han sumido,
el viejo, el niño,
les robaron la inocencia,
es un dolor imperdonable,
no llores, no llores,
te cantaré una nana,
duerme, duerme y sueña,
vuela lejos, tú aún tienes alas.
Alicia M Moreno
Derechos Reservados
15/09/2015
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