miércoles, 24 de septiembre de 2014

Un Café...



Un Café...
Un café cortado
da igual, con leche o crema,
sólo es para acompañar la soledad,
quizás recuerde un poema,
bueno, ninguno es de felicidad.

La cucharilla da vueltas
suena como una campana,
llamando a las misas,
como aquella fría mañana,
aún escucho nuestras risas.

El vaho del café trae el recuerdo,
ese que no quiero, pero vuelve,
como un pájaro herido,
aleteando en la sangre y vive,
en el corazón escondido.

Sólo es un café, sólo eso,
no puede invadirme,
no puede doler como ese beso,
cada sorbo logra herirme.

Llega a la boca, cómplice y mudo
oscuro como el duelo de los años,
el café, siempre en mi mundo,
confidente de alegrías y engaños.

Un café, que casi siempre
lo tomo frío, gotas amargas,
me hundo en un enjambre,
de recuerdos y palabras.

Me doy cuenta,  qué un café,
no es sólo un café,
sabe más de mí que todos,
es el que comparte mis desvelos,
está presente en mis sueños de poeta,
en mi pregunta  sin respuesta.

Un café, en un encuentro esperanzado
y ese café amargo de la despedida,
otra vez el café se ha  enfriado,
siempre hay una pena escondida,
donde él será mi silencioso aliado.

Un café cortado
Papel, tinta y la vida,
que no se detiene por nada,
 ni por  nadie.
Y afuera es primavera.
Y yo…yo tengo frío.

Alicia M Moreno
Derechos Reservados
22/09/2014

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