Tormenta de Deseo. Divina tormenta, torrente de pasión recorre tu boca, la piel del amor, gemido y suspiro, latidos del corazón, húmedos besos de miel el sabor, llegamos al éxtasis, perdemos la razón, somos dos deseos un sólo clamor. Quedas en mi, húmedo y pasional, tormenta de amor soñado, te busco en el espacio , irracional, soy un deseo real y enamorado, bajo un cielo oscuro y vendaval. Vendaval que azota los sentidos, en las noches de desvelo, surgen los placeres ya vividos, dejando las ansias al vuelo, de esa boca y tus amados besos. Alicia M Moreno Derechos Reservados 28/09/2015
Dime amor mío
cómo decirle al corazón,
que es primavera,
si acaricio con temblor en las manos,
ese tiempo de alboroto y risa temprana.
que se pierde entre recuerdos,
que aún son heridas abiertas.
Si el alma vuela en versos
para calmar ésta agonía,
de mirar la primavera,
desde mi ventana de invierno.
Y sí, fue aquella primavera
que guardé tu beso,
bajo la mortaja de mi cuerpo,
donde yacían las esperanzas muertas.
¡Pero maldita sea!!
El corazón siguió latiendo,
era como el campanario de una Iglesia,
llamando a todas las misas,
para rezar sobre mi cadáver.
Y hoy, tanto invierno
guarda el alma,
sigue latiendo el corazón.
Juntos mi amor,
sembremos un jardín de amor,
pon flores para sentir la primavera,
esa que aún recordamos tú y yo,
al encontrarnos.
Soy tu llanto.. Más no desesperes poeta yo soy el llanto, esa lágrima que cae muerta, por el dolor de tu quebranto. Soy Otoño Suele ser el Otoño el amor que llama a tu puerta, en un beso lleno de fervor , volando en esa hoja que crees muerta. Soy la lluvia. Quizás te bese la lluvia los labios sedientos, tal vez no sean vientos, sólo versos de amor en poesía. Soy poema. Deja que el amor encuentre calma en tu corazón enamorado, tú, serás el amante en un poema, allí, donde siempre te han amado y jamás estará sola tu alma. Alicia M Moreno Derechos Reservados 23/09/2015
Sobre el llanto cae amor Profundo, silencioso, olvidado, De una lágrima asoma dolor, Estoy desesperado.
Más no desesperes poeta
yo soy el llanto,
esa lágrima que cae muerta,
por el dolor de tu quebranto.
Yazgo solo con mi angustia. No soy amado, estoy triste, Como hoja del otoño mustia, Mi alma… se viste.
Suele ser el Otoño el amor
que llama a tu puerta,
en un beso lleno de fervor ,
volando en esa hoja que crees muerta.
Pero el amor no ha llegado De su alma, lejana, leve. Canto desesperado, En mi alma… llueve.
Quizás te bese la lluvia
los labios sedientos,
tal vez no sean vientos,
sólo versos de amor en poesía.
Luego, desesperado Ante el amor que yo siento. Un lamento desgarrado Solitario… lo lleva el viento.
Deja que el amor encuentre calma
en tu corazón enamorado,
tú, serás el amante en un poema,
allí, donde siempre te han amado
y jamás estará sola tu alma.
Germán Echeverría...CHILE DEP.
Alicia M Moreno...ARGENTINA
Derechos Reservados
23/09/2015
Dónde queda la química de un beso.
El aura de un te quiero.
La sangre de nuestros cuerpos.
En que descendencia sobrevive
cuando el adiós último
comienza de nuevo.
Se repite en el universo
el rescate de tus pétalos
y se transforman tus micro-unidades
en un algo estelar.
Quizás terreno o de estos mares.
Quizás de aquí o de allá.
De que ser serás en parte habitante.
Dónde queda tu carácter. Tu alma
El amor de tu corazón.
En que mirada, en que
rocío se reflejará.
Francisco Ruzafa
El último beso,
si uno supiese cuándo,
se da ese beso cargado de ansías,
de sabores de fruta madura,
de húmeda boca,
rocío y aroma,
del puro deseo,
manifiesto del contacto,
de los labios sedientos.
Cómo saber que fue el último,
si nada hacía prever el adiós,
pasarán las horas y los días,
perdura en la piel el temblor,
se guarda en el alma ese instante,
mágico e irrepetible,
cerrarás los ojos,
para recordar y ahí, en ese instante,
te reprochas y cada lágrima,
quemará tus ojos.
Gritará tu alma, agitando tu corazón
y todo tu ser temblará de ansias,
te repetirás hasta el hartazgo,
Porqué, porqué,
Porqué he cerrado los ojos,
ese día, que te di ese beso,
Sí, sin saber que era el último.
Quedará en tu memoria
grabado a fuego.
Y fue aquel día de sol
que mis ojos se clavaron en tu mirada
una mirada tan profunda como triste,
verdes como la pradera en primavera,
me atraparon, ciñendo mi alma,
al lazo invisible de tu ser
y allí quedé prendada.
Y fue aquel día de sol,
cuando tus ojos me vieron,
y penetraron mi alma,
como el amor de un jilguero,
dejándote de mi prendada,
y haciéndome tu prisionero.
¡Ay señor! Dime el porqué
iba yo a amarlo tanto,
si fue sólo una mirada.
más luego vino el beso y yo,
que sabía como lo amaba,
fui capaz de perder su mirada,
más nunca pude olvidarle.
¡Ay Señor! Dime también,
por que me ha enamorado,
si con el fuego de un beso,
se ha robado mi mirada,
que se ha quedado pegada,
en su corazón por siempre,
pero en el mío . . . ¡También !
Dime el porqué, cerré los ojos
en ese último beso,
que dejó mi boca envenenada,
veneno de amor eterno,
que nunca buscó el olvido.
Dile Señor porqué,
cuando ella cerro los ojos,
y se sintió envenenada,
estaba tan confundida,
que no sintió que mi alma,
por ella quedó marcada.
Cuando más lejos estaba,
más envenenaba el alma,
dulce veneno de amor,
se anidaba en el pecho,
corazón y alma,
recuerdo, tormento y calma.
Nunca he comprendido Señor,
porqué ella no se dio cuenta,
que si me anide en su pecho,
fue porque ella marco mi lecho,
con su recuerdo y sus besos.
Tus ojos fueron y son
causa de mi pasión,
fiebre y sangre del corazón,
en ellos encontré el mar, el sol,
el día y la noche.
Tienes toda la razón,
mis ojos fueron tu fuego,
por eso he quedado ciego,
sin la presencia, de tu amor.
En ellos he dejado prendidos
los años que me llevó buscarlos,
será que nunca he intentado olvidarles,
ojos verdes como los olivos,
como la esperanza que forjé contigo.
Mis ojos ya no son verdes,
son del color del olvido,
pues se ha quedado contigo,
en medio de los olivos,
en mi rostro se ha dibujado la muerte.
Oye amor, no digas nada,
Ha pasado el tiempo,
sólo mírame,
deja que bañe mis ojos,
en tus ojos,
con esa lágrima de amor,
ves, somos los mismos,
dame ese beso, que aún espera,
recordando aquel beso,
como cuando jóvenes.
Ese " Oye amor "
rejuvenece cada fibra de mi cuerpo,
me has devuelto mis ojos,
y el calor de tus besos,
y si quizá ya no somos jóvenes,
pero el calor del amor,
rejuvenece por siempre.
No, no cerraré los ojos,
quiero morir en tu mirada,
cristalina como el agua.
Refléjate en mi mirada,
déjate ser adorada,
puede pasar el tiempo,
puede morir el viento,
pero el amor que es tan nuestro,
seguirá siendo eterno.
