“La Luna y Yo.”
En estas largas noches de insomnio
los recuerdos se agigantan,
y ese rayo de luna, en mi lecho sombrío,
sábanas escarchadas que atrapan,
mi cuerpo desnudo, sin alma
¿Luna a qué vienes a mi cama?
Eras el espejo que yo miraba,
cuando el amor me llenaba las entrañas,
y las noches no eran tan largas,
porque sus brazos me atrapaban;
cansados de amarnos
bajo tu luz de plata.
Llegamos al alba, con las bocas húmedas,
de la miel de sus besos.
Manos entrelazadas, apretadas,
como temiendo perdernos
en la oscuridad de la noche,
o en el vacío de los sueños.
Si pudiese recordar, ¿cuándo fue?
Que fuiste el espejo,
donde nuestros cuerpos desnudos
se amaron sin complejos,
sin pudor, sin miedo y total amor.
Si aún tengo en mi boca su sabor,
en mi piel las huellas de sus manos,
en mis entrañas, el fuego de sus deseos.
Sólo el rayo de luna, en el hueco de su almohada…
hasta eso me roba la noche, me deja sin nada.
Está llegando el alba, se fue la luna
quizás vuelva esta noche, otra vez
a la ventana de mi cuarto, con su luz de plata…
Alicia M. Moreno
Derechos Reservados
25/09/2011
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