martes, 3 de diciembre de 2013

Y te llamarás Jesús…


Y te llamarás Jesús…

Y caminó agotada golpeando puertas,
su santo esposo José, dolorido el corazón,
de tanto mendigar piedad y lugar,
fue sostenido por la gran fe y tanta desazón.
Abrazaba los cuerpos el frío y el desamparo.
¡OH! María engendrando tanto amor en tu vientre,
bálsamo de amor y milagro concebido.
Un pesebre  sería tu cama de paja húmeda,
piadosos los animales te daban calor
con su aliento de paja.
Y ellos tuvieron la dicha de estar junto a tu vientre,
aroma cálido de oveja, burro y vaca.
¡Ay señor! Cuanta dicha habréis tenido,
cuánto daría por haber calentado tus manos,
Madre de Dios y compartir tu dolor.
Y cantaron los ángeles en Belén,
cuando la estrella marcó el milagro de tú nacer.
Todos vinieron a ver al niño, cubierto de manto blanco,
tan pobre como su cuna.
Se  cumplió la profecía del Ángel  Gabriel,
en el vientre puro de María, madre de la fe,
un hijo que al mundo regaló lleno de amor.
Y llegaron los Reyes trayendo regalos,
de los cuatro puntos del mundo,
más después de venerarlo muy pocos lo siguieron.
Y te llamarás Jesús de Nazaret.
Padre todo poderoso a él mandaste,
con el dolor en su carne y su fe indestructible,
para perdón de nuestros pecados,
y así lo condenamos,
con el sufrimiento más aberrante,
mancillando su pudor santo.
Sólo lo cubrió un manto blanco,
así subió a los cielos, sin peso de culpas,
ni de cosas materiales.
dentro de su corazón habitaba su alma,
y  resucito entre los muertos,
tiene la vida eterna,
y vuelve a nacer cada año,
para los que lo amamos.
Y te llamarás Jesús.
Y cuánto te amo padre mío.


Alicia M. Moreno
Derechos Reservados
02/12/2013




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