Rancias las almas
escondidas en entrañas,
vacías de las mieles,
húmeda de placeres.
¿Acaso no escuchan?
lo grita el viento,
es casi un huracán
así lo siento.
Toda yo, soy suya,
todo él, es mío.
Mi piel húmeda de rocío
sudor de sal y miel, tuyo,
con mis labios hago mío;
Sólo mío.
Alicia M. Moreno
Derechos Reservados
18/04/2011
Ha sido un gusto leerte!
ResponderBorrarEs miel pura el poema!